son las
lagrimas
de la luna
que perdieron
su sol
y están a su
procura.
Al andar por
las dunas
dejan un
camino
de lloros
lastimosos,
que solo se
entiende
cuando lo
pierdes todo.
Esa senda
solo se
puede ver
en el instante
que lo
perdido
no es
olvidado.
Porque a
veces
un te quiero
y un adiós
es lo mismo,
pero en este
caso no
le dice la
luna a su sol.
Porque yo
soy tu luna
y tu mi sol
y mi te
quiero
no es lo
mismo
que tu adiós.
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